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El mito de los túneles

Todo  mundo sabe que al subsuelo del primer cuadro de la ciudad lo cruzan un  gran número de túneles. Pasadizos subterráneos que unen templos con templos, casas con casas, templos con casas y casas con templos… La  mayoría cortos, aunque otros cuentan con una longitud de cientos de  metros.
Unos son tan antiguos como la ciudad misma y otros tan modernos que fueron excavados durante la guerra cristera. Se dice que fueron usados por los primeros habitantes para defenderse de los ataques chichimecas; también para esconder los grandes tesoros mineros; practicar la magia negra; salvaguardar a las doncellas aristócratas de los bajos instintos villistas y hasta para que los frailes y las monjas coloniales sostuvieran lujuriosos amoríos secretos en sus profundidades.
Conozco personas que dicen saber dónde se encuentran las entradas de dichos  túneles. Incluso algunos de los habitantes más viejos, aseguran haber  platicado con alguien aún más viejo que los recorrió.
¿Saben qué?...  todo es un malentendido. Un mito que se ha perpetuado hasta nuestros  días. Y no es tan antiguo como podría pensarse, pues de los mentados  túneles no comenzó a hablarse "seriamente" sino hasta finales de la  tercera década del siglo XX. Antes de eso sólo se sabía de la existencia  de sótanos y pasadizos secretos, así como de cañerías en desuso.
Don Gilberto Guerra Mulgado escribe en su obra "León, su fundación y sus túneles": "En opinión del cronista de la ciudad, Carlos Arturo Navarro Valtierra, los llamados subterráneos no existen como tal."
Desde  su fundación, los habitantes de la villa sufrieron por la falta de agua  potable, por lo que se vieron en la necesidad de excavar pozos y norias  en varias propiedades. Añade don Carlos Navarro: "Yo no dudo que en el transcurso del tiempo, estas norias y pozos hayan tenido puntos de  convergencia, que permitieron unificarlas; pero de ahí a que se  construyeran túneles expresos para otros fines, yo lo dudo."

Mapa de los supuestos túneles que cruzan el centro de León.

Por  si fuera poco, a la falta de agua potable habría que añadir el problema  de las inundaciones que afectaban cada pocos años al pueblo. Don  Gilberto escribe en otra parte de su obra: "la hipótesis que éste  autor propone como origen de los misteriosos túneles que se esconden en  las entrañas del centro histórico de la ciudad, es que se trata de  zanjones que en la etapa de 1650 a 1700, se fueron adobando, para dar  cause de manera profunda y no superficial a los excesos de agua."
Años más tarde estos zanjones fueron embovedados y cubiertos con tierra,  convirtiéndose en vías de transito… siendo olvidados con el paso del  tiempo; sólo para ser "descubiertos" 200 años más tarde al realizarse la construcción de los drenajes modernos.

"Túnel"  encontrado en la calle Hermanos Aldama... en realidad se trata de  antiguos desagües que son redescubiertos cada que se realizan obras de  mantenimiento.

Sótanos  tapiados, pasadizos secretos, norias abandonadas, arroyos entubados,  desagües olvidados… todo lo anterior se combinó para dar paso al  surgimiento de un mito. Únicamente hacía falta un detonante para  convertirlo en leyenda: La mecha fue encendida el 22 de agosto de 1929,  cuando el "Comité Pro Embellecimiento de León" estaba realizando trabajos de pavimentación tras el mercado de El Parián (en lo que hoy es  la Plaza de los Fundadores) y descubrió una entrada a un "conducto".
Ni tardos ni perezosos, los comerciantes se alistaron a usar el afortunado  hallazgo como ardid publicitario para atraer turismo a la ciudad, que  apenas se recuperaba de la catastrófica inundación de 1926.
En el periódico "Correo de León", la mañana siguiente al hallazgo, el reportero Ignacio Granados escribió: "Mucho está llamando la atención del público de esta ciudad el descubrimiento de un misterioso y obscuro subterráneo, cuyas prolongaciones parece que  se extienden a varios lugares de esta misma población y el cual fue descubierto al hacerse los trabajos de pavimentación en la placita llamada "Baratillo" (antiguo Mercado del Parían, hoy Plaza de los Fundadores).
Él se ha prestado para que se desborden innumerable consejas, pero estando  todos acordes en que se trata de un pasadizo bajo tierra labrado desde  los tiempo coloniales, y que parece que une al antiguo convento  franciscano, con la parroquia, el Hotel México, la catedral y la casa de  Rosholl y Rufo, perteneciente en lejanos tiempos a un noble colonial".

Detrás del Mercado Hidalgo fue descubierto un sótano que dio origen al mito de los túneles en 1929.

En los  siguientes días, el mismo reportero escribió en otros artículos diversas  cosas que se le iban ocurriendo: como que el subterráneo fue construido  en la época de la inquisición española; que era una construcción maciza  en perfecto estado de conservación; que se encontraron ídolos de barro,  algunos parecidos a dioses egipcios… incluso escribió que se habían hallado fabulosos tesoros escondidos allí después de la independencia,  la guerra de reforma, la intervención francesa y hasta la cristiada.
Se  encontraron algunos huesos, pero no se trataba de nada fuera de lo  común, pues el lugar fue usado como panteón durante muchos años en los  siglos XVI y XVII; lo malo fue que el reportero más adelante aseguró que  se habían encontrado fémures y otros huesos, pero de una raza de  gigantes.
La verdad fue que el reportero inventó casi todo, desde la longitud de los túneles, hasta los mentados tesoros que nadie vio ni quedaron registro de ellos… las autoridades decidieron tapar aquel "subterráneo" cuando se llegó a la conclusión de que se trataba del sótano de una antigua mansión que allí existió, que fue tapiado y luego  olvidado con el tiempo.
Sin embargo las historias acerca de los túneles, de los ídolos prehispánicos, de los inmensos tesoros, de los  esqueletos gigantes y otras mentiras ya corrían de boca en boca por el  pueblo; lo que aprovecharon los comerciantes de la época como ardid  publicitario para atraer turismo a la ciudad.
Con el paso del tiempo  se encontraron otros antiguos desagües, arroyos embovedados, pasillos  que unían casas antiguas, pozos y norias que la conseja popular  convirtió en los famosos túneles que nunca existieron.
Así nació la  leyenda de los túneles subterráneos que cruzan el subsuelo de León.  Leyenda que sobrevive hasta nuestros días, pues ha pasado de generación  en generación, aunque sólo se trata de eso: de un mito convertido en leyenda urbana.

El actual Portal Hidalgo en la Plaza de los Fundadores, que en la fundación de la Villa de León fue designado cementerio.
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