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El Santuario de Guadalupe
En 1850 el presbítero Luis Porto intentó continuar con la obra que dejó inconclusa la muerte de doña Manuela de Herrera, pero tampoco logró avanzarla demasiado.
Fue el canónigo don Pablo de Anda Padilla quien pensó continuar la obra y el 7 de mayo de 1870, el mismo volvió a bendecir la primera piedra y aprovechó lo construido antes. Logró avanzar, pues cerró las bóvedas, aunque los muros quedaron sin enjarrar y faltaban muchos detalles de la construcción, que duró cinco años a su cargo. No tenía dinero y sin embargo preparó y dispuso el terreno, rebajó el cerro y dejó abastecida la iglesia con vasos sagrados, ornamentos y todo lo necesario para el culto.
"Simultaneo al templo (…) comenzó a construir una casa de ejercicios anexa, donde cada año impartía tandas espirituales (…) por iniciativa de algunas asociaciones piadosas. El señor Anda vivía en una pequeña casa al lado de la de ejercicios. Más tarde, al lado de su habitación, levantó un amplio edificio para colegio de niñas, servido por piadosas señoras asociadas a su celo. Se llamó "Colegio del Señor San José", que después se convirtió en el "Instituto América" (de la obra "León de Anahuac").
Cuando ya estuvo concluido el templo, el Obispo Sollano lo bendijo (12 de julio de 1875), y el 12 de enero del año siguiente, comenzó la tradición de celebrar los días 12 de enero a "los inditos", niños y niñas vestidas de "juandieguitos". Se realizó en esa fecha para no opacar las solemnidades que el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe, todavía se llevaban a cabo en Catedral.
Durante muchos años las torres del templo lucieron truncas, pero finalmente fueron terminadas en 1955.
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