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La Parroquia del Sagrario
Como ya referimos en el anterior artículo, después de la llegada de los Franciscanos a León, por el año de 1588, se comenzó la construcción del monasterio y la nueva iglesia adjunta, que primero se llamó de San Francisco, luego fue de San Diego de Sevilla de León; también se conoció como de San Sebastián y actualmente es la Parroquia del Sagrario.
A finales del siglo XVI la Villa de León se encontraba dentro de los límites del Obispado de Michoacán a cargo del Ilmo. Sr. Don Fray Juan de Medina Rincón y de la Vega, de la orden de los Ermitaños de San Agustín, quien era el encargado de designar la creación de las parroquias.
Historiadores y cronistas de la ciudad no logran ponerse de acuerdo acerca de la fecha en que se erigió el Curato o Parroquia de la Villa de León: unos dicen que fue el mismo día de la fundación, otros que en 1580 y debido a la edificación de la primera iglesia al oriente de la Plaza Principal, también se dice que fue en octubre de 1582, fecha en que el padre Espino es nombrado cura beneficiado. Los menos aseguran que fue hasta enero de 1636, mes y año en que comienzan los libros del Archivo Parroquial; cosa poco probable, pues el Curato ya existía cuando los Franciscanos llegaron a la población y se hicieron cargo de la Parroquia.
Guiados por fray Diego Medrano –primer cura franciscano de la villa-  y auxiliado por veinte indios de Huango y Huaniqueo (Michoacán), los padres se abocaron a la tarea de edificar su monasterio y la iglesia de San Francisco
Monasterio Franciscano (derribado en 1953) y Parroquia del Sagrario en la década de los cuarenta del Siglo XX.
El terreno ubicado al norte de la naciente iglesia fue destinado a cementerio, desplazando el antiguo panteón que se encontraba detrás de la iglesia del padre Espino (a la mitad de la actual primera cuadra de la calle Madero), lugar donde yacieron los restos de los fundadores y primeros pobladores.
Con el paso del tiempo el cementerio de la parroquia se convirtió en solar de usos múltiples. En el siglo XIX allí se construyó el mercado Hidalgo o Parían, que después del incendio que sufrió en 1929 se convirtió en el Jardín de la Industria y desde 1961 en la Plaza de los Fundadores.
Don Mariano González Leal, en su obra "León, trayectoria y destino" escribe: "Así se explica la presencia de dos plazas contiguas, de distintas dimensiones, en una fundación virreinal, fenómeno infrecuente en éstas. El recoveco aún hoy perceptible frente a la parroquia y sobre el portal norte de la plaza, queda explicado por la antigua existencia del atrio del templo franciscano y el cementerio contiguo".
De esta primera fase de construcción del templo, que se supone terminó en 1625, sobrevive la portada lateral que da a la Plaza de los Fundadores.
En 1620 se construyó un altar lateral dedicado a Nuestra Señora del Rosario, el cual diseñó el maestro Pedro González y que se piensa despareció al ser secularizada la parroquia a finales del siglo XVIII. Más adelante, en enero de 1636, se inician los Archivos Parroquiales –cuyas actas allí se conservan- aunque los documentos que daban cuenta de su administración se enviaron a la entonces Valladolid, hoy Morelia, donde pueden localizarse.
Croquis de la Plaza Principal de León en 1743. Puede verse un amplio atrio frente a la Parroquia del Sagrario, lo que explica el "recoveco" en el portal norte de la plaza.
Diez años después, el obispo Marcos Ramírez del Prado le hizo una visita pastoral y en 1653 cambia su nombre al de Parroquia de San Diego de Sevilla de León.
Para 1680, por mandato del doctor Francisco de Aguilar y Seijas, los padres franciscanos de León se hacen cargo de la administración espiritual del Mineral de Comanja,; obligación que les es retirada veinticinco años después, ya decaída la influencia franciscana en la villa y sus alrededores, siendo los Jesuitas quienes cobraron importancia, pero sólo hasta 1767, año en que salieron de la ciudad.
En 1706 el padre guardián fray Antonio Verdiguel y el síndico don Pedro de Sardeneta y Legaspi, encargaron ensamblar el altar mayor al maestro Francisco Rodríguez de Santiago, para luego ordenar su dorado integral al maestro dorador don Simón de Espinoza. Una vez terminada la decoración, que se llevó varios años, se hizo evidente que era necesario dotar de más luz al interior, por lo que don Gaspar Fernández de la Concha, procurador de la villa, contrató los servicios del maestro alarife Domingo Pérez González para abrir cuatro claraboyas en el cimborrio de la iglesia y un anillo en la cumbre el 17 de abril de 1716.
La Hermandad de la Tercera Orden o del Cordón es una cofradía de frailes franciscanos que durante la primera mitad de aquel siglo construyeron un templo al costado norte de la parroquia; templo que aún existe y que lleva ese nombre. Fray Francisco Maldonado fue el padre que se encargó de introducir en este nuevo templo el culto a la Inmaculada Concepción que fue de gran arraigo entre los habitantes de la época.
En la esquina de lo que hoy es el Portal Bravo y calle Madero estuvo el primer templo que hubo en León, del cual no queda ni un vestigio.
Pasaron cien años y el templo fue casi abandonado, más en la última década del mil ochocientos fue nuevamente acondicionado para el culto popular.
Recién iniciada la segunda mitad del siglo XVIII se construye la solitaria pero hermosa torre del templo de la Parroquia y en 1762 San Sebastián –en cuya festividad se había fundado la villa- es nombrado patrono de la localidad.
Cuatro años más tarde se secularizan las parroquias y los padres franciscanos, después de casi dos siglos de servir a la población, dejan el Curato y salen de la villa al año siguiente.
1784 es el año en que tiene lugar el último contrato virreinal para la substitución y embellecimiento de los altares de la Parroquia de San Sebastián –como ya era conocida-, fue entonces que el maestro escultor Simón Tovar construyó un altar churrigueresco que sustituyó al franciscano de 1706, aunque éste tampoco sobrevivió a los embates neoclásicos del siguiente siglo.
Interior del Monasterio Franciscano, hoy desaparecido.
Poco hemos hablado del convento o monasterio que se edificó a la par del templo. Bien, pues sucede que al iniciarse su construcción en las postrimerías del siglo XVI, contó con la ayuda de algunos benefactores, entre ellos don Alfonso López Guzmán, quien contribuyó con cuantiosas limosnas para su edificación. Otro admirable bienhechor fue el militar y fundador de la villa capitán Juan Gordillo, que avasallado por el amor y caridad de los hermanos mínimos, donó a ellos todos sus bienes y luego vistió también los hábitos franciscanos.
Ya en el siglo XIX, específicamente en el año de 1844, en el monasterio se fundó una escuela a cargo del presbítero don José Ignacio de Aguado, también conocido como "el padre aguadito". La escuela se convertiría más adelante en el Colegio de la Madre Santísima de la Luz y quedaría a cargo de los padres paulinos, quienes se vieron forzados a desalojarlo en 1857 al ser ocupado por las tropas imperialistas.
Siete años después, el 25 de mayo de 1864, el obispo José de Jesús Diez de Sollano estableció aquí el Seminario Conciliar de la Diócesis, cuyo primer rector fue el padre Torres Vidal. Aquí mismo, pero en1880, sería fundada la Academia Filosófica de Santo Tomás de Aquino, que funcionó hasta la época revolucionaria.
Ya en el siglo XX, durante la persecución religiosa, entre 1926 y 1929, fue convertida en cuartel de los generales Escalona y Daniel Sánchez; escenario de múltiples crímenes y paredón de fusilamiento.
Antes de su trágico fin, en 1953, el convento albergó en su interior a la Cruz Roja.
Continuemos con el Templo de la Parroquia: La fachada que le conocemos en la actualidad, data del siglo XIX, al igual que el altar principal, el bautisterio –que se terminó en 1825- y diversas obras de decoración que se efectuaron entre 1834 y 1836
El cementerio de los Padres Franciscanos estuvo ubicado en el terreno que hoy ocupa la Plaza de los Fundadores.
En 1872, el cura Victoriano Alemán construyó los actuales altares, que hasta entonces habían sido nichos incrustados al muro. Es hasta 1898 que se pavimenta el piso.
María de la Cruz Labarthe Ríos, en su obra "León entre dos inundaciones", escribe: "Para estas fechas (fines del siglo XIX) en este templo seguía funcionando un reloj colocado en su fachada unas dos centurias antes, donado por los franciscanos queretanos, al tiempo que su archivo se seguía enriqueciendo con los documentos propios de la administración eclesiástica".
El 30 de enero de 1918 llegó a la parroquia una auténtica reliquia de San Sebastián, la cual fue traída por gestiones del párroco Espiridión Gaona y el eminentísimo cardenal Cipriano Miranda. Una misa especial, el 5 de febrero, celebró el hecho.
El 31 de julio de 1926, la Parroquia del Sagrario es obligada a cerrar sus puertas, pues debido a la "Ley Calles" se ordena suspender el culto público y de igual manera la administración de los sacramentos y la predicación en todos los templos. Los sacerdotes son apresados o huyen, en su mayoría a San Antonio, Texas. Tres años más tarde se anuncian los "arreglos" del conflicto y la reanudación de cultos. La parroquia abre sus puertas nuevamente el 9 de julio de 1929.
El excelentísimo señor doctor Martín del Campo y Padilla, por solicitud del señor cura Refugio Méndez, consagra el recinto parroquial el 7 de mayo de 1956.
Entre las últimas edificaciones que se han agregado al templo, están las oficinas de la Notaría Parroquial, las cuales se construyeron en el ala norte, en mayo de 1959.
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