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León en la independencia
Don Carlos Navarro escribe en la obra "León, cinco siglos contra viento y marea" que "En la segunda mitad del siglo XVIII, bien pueden encontrarse antecedentes importantes para determinar las actitudes asumidas por los leoneses durante el posterior movimiento de independencia que iniciara Miguel Hidalgo en 1810".
Por una parte, en 1767 la administración religiosa del curato de León, a cargo del clero regular (Sacerdotes que viven en conventos bajo las reglas de una determinada orden) pasó a ser dirigido por el clero secular (Obispos qué responden directamente al papa).
Desde su fundación, los habitantes de la villa estuvieron acostumbrados a la asesoría espiritual de franciscanos y jesuitas, por lo que su comportamiento ideológico hubo de sufrir cambios con la llegada de sacerdotes de otras órdenes.
Por otro lado, las ya mencionadas reformas borbónicas, que hicieron perder autonomía a los leoneses y trato directo con el virreinato de la Nueva España, al quedar como una subdelegación.
También tuvo que ver el auge económico de finales del siglo XVIII y principios del XIX, que benefició más a los hacendados y rancheros que al resto de la población, que carecía de recursos y estaban agobiados por el hambre, las enfermedades y los desastres naturales.
Finalmente se debe tomar en cuenta que los principales insurgentes leoneses que apoyaron a Hidalgo, como José Ramón de Hoyos y José Manuel de Austri, ya habían sido alcaldes y eran conocidos y respetados por la población de la villa, que los siguió cuando comenzó la lucha en 1810.
Los jefes insurgentes leoneses José Ramón de Hoyos y Manuel de Austri, son recordados en nuestra ciudad con una modesta calle en la colonia León I el primero, y con una importante avenida que atraviesa San Juan Bosco el segundo.
El 18 de septiembre de ese año, el segundo intendente de Guanajuato, Juan Antonio de Riaño, conociendo ya la insurrección del padre de la patria, solicitó al subdelegado de León, José Mazorra de Vegas, que acuartelara, armara y montara las tropas del regimiento de Dragones del Príncipe a su mando. Dos días después le dictó poner espías permanentes en las azoteas de las casas para evitar sorpresas del enemigo y que en caso de ser asaltados, cada "europeo", armado y acompañado de dos criados, debería ir a la ciudad de Guanajuato.
A la semana siguiente tomó el cargo de subdelegado José Ramón de Hoyos y el capitán Manuel de Austri levantó su tropa en favor de la insurgencia. Los habitantes de la villa en forma voluntaria les manifestaron su adhesión y los convirtieron en las primeras autoridades independentistas de la villa.
"La villa de León, pacíficamente tomada en favor de la insurgencia (…), presenció el 4 de octubre de 1810 la entrada del comisionado del ejército americano, José Rafael de Iriarte y sus fuerzas insurgentes.
Entre sus primeros actos, el comisionado de Hidalgo, liberó a los reos de la cárcel.
Rafael de Iriarte estuvo en León hasta el 8 de octubre de 1810. Antes de salir dispuso que los prisioneros europeos fueran conducidos ante Hidalgo por un escuadrón al mando del coronel Manuel de Austri.
Ese mismo día Hidalgo envió desde Guanajuato un oficio al ayuntamiento de la villa, para comunicar el nombramiento del brigadier José Francisco Gómez como intendente, corregidor y comandante de armas" (León, cinco siglos contra viento y marea)
La villa de León presenció el 4 de octubre de 1810 la entrada del comisionado del ejército americano, José Rafael de Iriarte y sus fuerzas insurgentes.
A lo largo de las semanas, el ejército insurgente fue tomando plaza tras plaza, conquistas que el subdelegado de León les hizo saber al pueblo el 17 de noviembre –por instrucciones del capitán Ignacio Allende- y ordenó celebrar los triunfos "con iluminaciones, cohetes y música".
El 3 de diciembre la felicidad se vio empañada: El brigadier realista Félix María Calleja, comandante en jefe del ejército de operaciones contra los insurgentes, nombró al leonés Manuel José Gutiérrez de la Concha como subdelegado de la villa, quien dictó un bando concediendo un plazo de 24 horas para que los forasteros abandonaran el pueblo.
Calleja llegó a León a mediados de diciembre para atender las necesidades de su ejército de más de cinco mil hombres. Se hospedó en la casa de don Julián de Obregón (Pedro Moreno y 5 de Mayo) y desde allí remitió al virrey Francisco Xavier Venegas su plan de operaciones para abatir a Hidalgo en Guadalajara. Dos días antes de la navidad de 1810, Calleja mandó ahorcar en la plaza principal a dos individuos acusados de insurgentes.
El brigadier realista Félix María Calleja, comandante en jefe del ejército de operaciones contra los insurgentes.
Miguel Hidalgo y otros jefes independentistas fueron capturados en Coahuila el 21 de marzo de 1811. Los primeros fueron pasados por las armas el 26 de junio; a Hidalgo lo fusilaron el 30 de julio.
El 12 de octubre llegaron a León las cabezas cercenadas del padre de la patria, junto con las de Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez; las cuales fueron exhibidas durante varios días en la plaza principal, hasta que fueron llevadas a la ciudad de Guanajuato y colocadas dentro de jaulas, cada una en una esquina de la Alhóndiga de Granaditas, donde permanecieron diez años.
Félix María Calleja se hospedó en la casa de don Julian Obregón, que aún se encuentra en la esquina de Pedro Moreno y 5 de Mayo.
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