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El templo del Calvario
El mismo constructor del templo del Santo Niño Perdido, padre Prudencio Castro, se lanzó luego a la tarea de construir el templo del Calvario en el cerrito del mismo nombre (que antes se llamaba Cerro de Mancerería), que durante la colonia fue una fortaleza Chichimeca a la que ni por error se acercaban los fundadores de la Villa.
El templo se comenzó a edificar en 1856 por el padre Prudencio Castro, quien organizó faenas en las que participaban los habitantes del barrio y otros leoneses los fines de semana. El padre Castro murió en 1885, pero continuó su obra el padre José María de Yermo y Parres.
Durante la colonia, el cerrito del Calvario fue una fortaleza Chichimeca a la que ni por error se acercaban los fundadores de la Villa.
Escribe don Jesús Ojeda en "León de Anahuac": "Narra el padre Yermo que el 19 de agosto de 1885, fiesta del Doctor de la Iglesia, San Alfonso María de Ligorio, mandó traer de Roma el retrato del santo y lo puso en el Calvario, sobre la puerta de la sacristía al lado del Evangelio (sur) y en ese 1885 le organizó una función religiosa. Le vino al padre Yermo la idea de cambiar el objeto de aquel edificio (casa de ejercicios) que estaba en construcción y pensó que fuera casa de beneficencia  (fundando allí el asilo y en sus anexos la casa de las religiosas de la Sociedad de Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres), pues confiesa que vio unos cerdos comerse a dos criaturas recién nacidas, aunque no supo si las habían arrojado intencionalmente para que se las comieran las bestias por ser expósitas o si fue por accidente".
Por su altura, este lugar sirvió de asilo a los leoneses que perdieron sus casas en las inundaciones que sufrió nuestra ciudad en los años de 1888 y 1926.
El domingo 21 de mayo del año 2000, el padre José María de Yermo y Parres fue canonizado por Juan Pablo II, ceremonia a la que acudieron varios leoneses de la familia Torres Landa con quienes está emparentado.
El templo se comenzó a edificar en 1856 por el padre Prudencio Castro, quien organizó faenas en las que participaban los habitantes del barrio y otros leoneses los fines de semana.
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