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Noches de Disco

Hoy en día todo mundo se siente DJ -Disc Jockey, en el ambiente de las discoteques, era la persona que mezclaba el sonido de dos o más discos para crear un ambiente de música bailable continua- .
Actualmente las rolas, con sus “bits” perfectos es facilísima de mezclar; por si fuera poco ni siquiera hay que comprarla, basta con “bajarla” de internet. ¿Las tornamesas y la mezcladora?... son virtuales, las llevan en una laptop.
Pero hubo un tiempo –allá a mediados de los setenta- que en León no había más de tres o cuatro personas que supieran “mezclar” las rolas de moda (en LP, claro está) pues había que traerlas desde Estados Unidos y los equipos de sonido profesionales eran carísimos.
“La primera discoteque en León abrió en el hotel Real de Minas en 1974 – nos cuenta Javier Vilchis- El concepto lo trajeron los Vera (propietarios del hotel) de Estados Unidos y fue un éxito desde el principio, pues nadie había visto nada parecido. Antes se bailaba con algún grupo en vivo en las fiestas o con la música de la rocola en las fuentes de sodas, pero alguien mezclando la música de dos discos… no había”.
Javier, quien hoy organiza las mejores fiestas del recuerdo para reuniones privadas, pertenece a aquella camada de DJ´s pioneros que se formaron en León. “Yo empecé como cajero en la discoteque del Real de Minas a los 14 años. Me enamoré de la música, el ambiente y las luces… la cabina del DJ era el paraíso para mí y me prometí que algún día iba a estar allí”.
En aquel entonces el DJ oficial era Juan Lozornio, quien le dio sus primeras lecciones de mezcla. “Fue a mediados de 1977, justo después de que se estrenó la película de John Travolta, Saturday Night Fever, fue que tuve mis primeras oportunidades de mezclar –continúa-. Arturo Galván ya era el DJ, pero como a él le encantaba bajarse a bailar, pues me dejaba encargado de la cabina”.

En el ambiente de las discoteques el DJ era la persona que mezclaba el sonido de dos o más discos para crear un ambiente de música bailable continua.

Poco a poco Javier fue adquiriendo experiencia y aprendió como “armar ambiente”, ya que un excelente DJ no sólo debía saber mezclar la música, sino interpretar el ánimo de la gente y manejarla a su antojo.
En 1979, Nacho y Lalo Freyre inauguraron la discoteque “Los años veintes”, junto al restaurant “Mister Green” (Disco que finalmente pasó a la historia con este último nombre). Se encontraba en el relativamente nuevo Centro Comercial Insurgentes, donde también estaban sus rivales, las discoteques “Horses” y “Tea for two”.
“El DJ de Mister Green era Josefo Sánchez, quien me invitó a irme para allá, pues a él lo acababan de contratar en Ciudad de México”.
Cierta noche de aquel año, Vilchis le demostró a todo mudo de que estaba hecho, pues el DJ de Horses –la disco rival que se encontraba a escasos 20 metros- no llegó y muy preocupado Ramiro Llamas (el propietario), fue corriendo a buscar a Javier para solicitar su ayuda. “me pidió que me hiciera cargo de la cabina de Horses esa noche, pero yo no tenía a quien dejar en Mister Green… lo que hice fue armarme de unos radios walkie-talkie que usaban los de seguridad, y con el apoyo de una ayudante en cada lugar, me dedique a correr de una disco a otra toda la noche”.
“Cuando Lalo Freyre supo lo que había hecho, se enojó tanto que sus gritos se oyeron por todo el centro comercial –confiesa Javier-. Pero Bueno, al menos sirvió para que me llamaran de la ciudad de Guanajuato”.
En efecto, de la discoteque “Galerías” lo llamó su gerente Javier Motilla, quien le triplicó el sueldo y donde se quedó a trabajar durante tres años. “Luego de eso, ya en los ochentas, regresé a León… a la discoteque “Rangers”, donde estuve un tiempo, hasta que se incendió”.
Lenta pero inexorablemente fueron muriendo aquellas discoteques y sus DJ´s se dedicaron a otros menesteres… siendo sustituidos por “antros” desechables que no viven más de dos o tres años, sin pista de baile y DJ´s de computadora que “logran” una mezcla con sólo apretar un botón.

Logotipos de las discoteques Mr. Green y Horses, ambas se encontraban en el Centro Comercial Insurgentes a finales de la década de los setenta.
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