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El Círculo Leonés
Mutualista
“Un reducido número de hombres de buena voluntad que cotidianamente se reunía para disfrutar de sus horas de asueto, cayó en la cuenta cierto día, de que era tiempo ya de romper poco a poco con las diferencias sociales imperantes hasta entonces”.
Lo anterior nos lo cuenta don Jesús Rodríguez Frausto en “Bodas de diamante del Círculo Leonés Mutualista, 1901 – 1976”: “La nobilísima idea, genial por todos conceptos, originose al calor de entretenidas charlas sostenidas en la tienda “El Siglo XIX”, propiedad del conocido comerciante en artículos importados y del país, don Benito Gaona.
Su iniciador e insigne impulsor fue el modesto industrial en el ramo de carrocerías don Jesús Ontiveros, quien se inspiró en las instituciones que rendían culto al mutualismo, existentes en algunos lugares de Europa”.
El 24 de marzo de 1901 se inscribieron veinte socios fundadores, dando así inicio a lo que sería el Círculo Leonés Mutualista, con don Jesús Ontiveros como presidente de la mesa directiva.
La piedra angular sobre la cual se sustentó todo el ser del Círculo fue el segundo artículo de sus estatutos, el cual dicta: “El objeto de la sociedad comprende el fomento de la unión entre obreros, comerciantes, industriales, agricultores, profesionistas y empleados: la ayuda mutua en caso de enfermedad; el auxilio a las familias de los socios que fallezcan; la instrucción y el recreo lícito; la mutua cooperación en beneficio de los intereses de los asociados; el fomento de actividades culturales y demás aspectos de un sano mutualismo”.
El escenario de la primeras reuniones de la mesa directiva preparatoria, fue la carrocería del señor Jesús Ontiveros, en Pachecos No. 168 (hoy Av. 5 de Mayo). El acta constitutiva se firmó bajo la entonces deteriorada linternilla del vestíbulo del Teatro Doblado.
Después los miembros de la junta directiva y comisiones nombradas, sesionaron en los más variados sitios, siendo con más frecuencia en la casa habitación del señor Lic. Carlos Díaz Infante, situada en la calle del Oratorio No. 28 (hoy 5 de febrero). Excepcionalmente lo hicieron en la casa No. 8 de la calle de la Condesa (hoy Pino Suárez) y en No. 93 de la calle Real de Guanajuato (hoy Francisco I. Madero). También lo hicieron una vez en la casa No. 3 de la calle de Progreso, poniente (hoy Av. Álvaro Obregón). La casa se encontraba precisamente donde hoy vemos la negociación “La Mariposa”.
La nobilísima idea originose al calor de entretenidas charlas sostenidas en la tienda “El Siglo XIX”, propiedad del conocido comerciante en artículos importados y del país, don Benito Gaona.
Quien diseñó el emblema del Círculo fue el señor Francisco Mathey, socio fundador, quien era un notable dibujante. Los fundadores, hombres imbuidos en la cultura humanística, le dieron como lema las siguientes palabras del gran lírico romano Quinto Horacio Flacco, que dice: “Utile Dulci”, que quiere decir unir lo útil con lo divertido.
“Por cierto –escribe don Jesús Rodríguez-, el 8 de noviembre de 1901, la directiva, conforme al artículo 14 de los estatutos, Francisco Mahley fue separado del Círculo por no haber cubierto la cuota de inscripción”.
La primera directiva comenzó a trabajar en la organización de las distintas comisiones. Su gran preocupación inicial fue la de dar vida a los centros del Círculo principalmente al de recreo. El 1 de junio, por ejemplo, el objeto de la junta general fue el de formar un fondo especial para dotar de muebles y demás útiles al centro… y para tal fin se haría una emisión de 400 bonos, para distribuirlos entre los socios.
Para esa fecha ya se había arrendado la casa denominada “El Boliche”, propiedad de don Rito Arellano, para establecer en ella el centro de recreo. La casa se encontraba en la calle de Pachecos (hoy 5 de Mayo) No. 46, entre las actuales calles de Pedro Moreno y bulevar López Mateos.
El primer acto que se efectuó el 16 de septiembre fue la bendición solemne del centro, que impartió el señor obispo don Leopoldo Ruiz y Flores. Después se pasó al centro de recreo para la misma ceremonia.
El maestro Manuel Díaz y su orquesta, imprimieron ambiente y alegría a este acto que se prolongó hasta pasado mediodía.
Para la noche se preparó una solemne velada que tuvo lugar en el Teatro Doblado. Tocó a don Carlos Díaz Infante, siendo ya presidente de la directiva, dar un brillante discurso, en el que hizo saber a sus oyentes que “la creación del centro de recreo, no tiene otra mira, ni obedece a otro propósito que apartar a las clases laboriosas del contacto corruptor de la taberna, acostumbrándolas a dar por solaz a su espíritu y por descanso a su cuerpo, pasatiempos que a la vez que deleiten y cultiven al primero, no sean ni dañosos ni perjudiciales para el segundo”.
Quien diseñó el emblema del Círculo fue el señor Francisco Mathey, socio fundador, quien era un notable dibujante.
Rubricó su discurso con estas palabras: “¡Mexicanos! En honor a la memoria del Caudillo de Dolores, escuchemos de pie y respetuosos, el himno gloriosos de la patria”. Palabras postreras que pronunciaría en público, pues horas más tarde, en medio de una gran consternación, dejó de existir a consecuencia de un derrame cerebral, a las 4:30 de la madrugada del día 17, en su casa a los 41 años de edad.
Siendo presidente del Círculo don Manuel Madrazo Arcocha, el 4 de marzo de 1907 propuso mudar el centro de recreo a los altos de la casa de don Ignacio Madrazo, conocida como “la Casa Madrazo” en la esquina del Portal Aldama y Pachecos (5 de Mayo), pero todo quedó en veremos. Finalmente, el 5 de septiembre de 1909, el mismo ingeniero Madrazo propuso cambiarse a la que fuera casa de don Ángel Bustamante (terreno que luego ocuparía el hotel Condesa, actual hotel Ramada Plaza) en el Portal Bravo; casa que recién había adquirido el socio don Luis Torres Camarena y que les ofrecía en renta.
Previos trámites se firmó el contrato y comenzaron las obras para instalar en su interior un salón de patinar, boliches, baños de regadera y unos turco-romanos que eran la novedad máxima. Para enero de 1911 ya se tenían bastante adelantadas las obras, mismas que se vieron aumentadas con las instalaciones de un restaurante y una cantina.
El nuevo centro de recreo finalmente fue inaugurado el 2 de febrero con la bendición del señor obispo don Emeterio Valverde y Téllez, acto que fue apadrinado por los señores Archibaldo Guedea, Jesús Ibarra, Luis García Peláez, Enrique Robles, Federico Pöhls y Wenceslao Torres.
El 31 de agosto de 1920 hubo conatos para cambiar de casa ante la voracidad del dueño en turno, don Segundo de Giovannini, quien reducía el espacio y cobraba la misma renta de $400 pesos mensuales.
El 9 de enero de 1923, el presidente don José González Arellano comunicó que el socio don Gonzalo Torres Martínez, ofrecía en venta al Círculo las casas en la calle Francisco I. Madero No. 30 y 32 y la No. 7 de la avenida Hnos. Aldama norte. Las de Madero eran conocidas como “las casas cuatas”. La operación de compra venta se consumó el 16 de julio de dicho año ante el notario público don Rafael Torres y firmaron las actas don Gonzalo Torres como apoderado de su cuñada doña Victoria Martínez Madrazo, así como su esposa doña Angelina Martínez Madrazo de Torres, propietarias. La cantidad que se acordó fue de $57,500 pesos a pagarse en monedas de oro, Aztecas o Hidalgos o en moneda estadounidense al tipo fijo de dos pesos por cada dólar.
Tomaron posesión de la casa hasta el 1 de enero de 1924, previa bendición del obispo Valverde y Téllez.
El ingeniero Madrazo propuso cambiarse a la que fuera casa de don Ángel Bustamante (terreno que luego ocuparía el hotel Condesa, actual hotel Ramada Plaza) en el Portal Bravo; casa que recién había adquirido el socio don Luis Torres Camarena y que les ofrecía en renta.
El Círculo Leonés Mutualista no sólo se ocupó del bienestar de sus socios, sino que ayudó a la ciudad de León en varios aspectos: En medio del fragor de la lucha revolucionaria, el 24 de septiembre de 1913, se recibió en la sede del Círculo, presidido entonces por don Isabel Becerra, un oficio suscrito por los miembros de la Cruz Roja de León, en el que solicitaban “algún local de la institución como domicilio de sus oficinas”. Se acordó ocuparan la sala de acuerdos. Y el 14 de octubre se les autorizó, previa solicitud, para que colocaran en el balcón de sus oficias el escudo distintivo, utilizar la pista de patinar para dar conferencias periódicas en ella y un salón para la gran fiesta de la entrega de la bandera.
En 1909, a iniciativa de los socios profesor Ignacio Ramírez, licenciado Toribio Esquivel Obregón, doctor Jesús Ibarra y José de la Vega, se convocó a los poetas de la ciudad y el estado para participar en los primeros Juegos Florales que tendrían lugar en León, como un saludo a la primavera. Don Vicente Gonzáles del Castillo ganó el primer lugar y fue premiado en solemne velada celebrada en el Teatro Doblado, ante la reina de los juegos, señorita Aurea de los Monteros.
Con el paso del tiempo los Juegos Florales se celebraron junto con el aniversario de la ciudad y su reina pasó a ser considerada como la soberana de León y sus fiestas de enero.
En el campo de la instrucción, el Círculo siempre se empeñó en patrocinar centros de estudio de diversa índole. Cuando se iniciaba la campaña alfabetizante, el gobierno del estado dono a esta institución el predio conocido como “Escuela Granja” (hoy Forum Cultural Guanajuato). Allí creó un centro de estudios elementales, primarios y secundarios, mismo que sería la semilla que fructificó en el Instituto Lux.
Tomaron posesión de la nueva sede el 1 de enero de 1924, previa bendición del obispo Valverde y Téllez.
Hasta los cuarenta, el Círculo Leonés Mutualista sólo había sido un magnífico promotor de espectáculos culturales, artísticos y científicos, así como los populares de carácter taurino. Más cuando determinó incursionar por el ámbito del deporte lo hizo como solía hacerlo siempre, en plan grande. Se propuso entonces crear una gran unidad deportiva, digna de la ciudad de León, aprovechando el predio popularmente conocido como “La huerta de Uraga” (Miguel Alemán esquina López Mateos), que le había sido donado por el gobierno federal.
Don Enrique Fernández Martínez, gobernador del estado, fue el generoso mecenas que en breve tiempo levantó un magnífico estadio de futbol que fue inaugurado y bautizado con el nombre del gobernador el 10 de diciembre de 1945 y que se convirtió en la guarida del equipo León hasta 1951.
Ya en el siglo XXI, tanto la institución como su casa, pasaron del esplendor al olvido: “Eduardo Portugal Rogenhofer, ex presidente del Círculo Leonés, recordó que los años de esplendor de este club social fueron los 20 y 30, cuando lo más granado de la sociedad se reunía para realizar bailes de coronación y todo tipo de eventos sociales.
“Tuvo sus años de esplendor, pero es muy difícil mantenerlo y llegar a acuerdos cuando hay 15 mil socios afiliados. No se pueden poner de acuerdo para hacer mejoras al inmueble”, explicó al reportero José Trinidad Méndez, del periódico a.m. en diciembre de 2016.
“José Antonio Ortiz, quien lleva 48 años trabajando en el edificio del Círculo Leonés Mutualista, lamentó que el bar del lugar haya sido cerrado hace cuatro meses.
“Creo que hubo problemas con la administración (de Juan Manuel Orozco). Pero recuerdo que durante años, Pascualito Orozco amenizó el bar. Todo era alegría y jolgorio. Ahora todo es soledad”, narró mientras observa los oscuros pasillos y los baños turcos.
En el local se pierden también las notas del gran pianista Guadalupe Martínez y la gran voz de Maricela Aguirre. Todo ha callado.
Los grandes salones donde alguna vez se dieron banquetes y hubo grandes celebraciones sociales están solos, lo mismo que el que fuera un pequeño teatro llamado “Juan J. Varela” y la biblioteca “Carlos Díaz Infante”, de donde desaparecieron los libros.
La sala de billar está vacía, sin mesas. Sólo queda el recuerdo de Genarito Reyes, al que los estudiantes le gritaban para “pedirle tiempo para la renta de las mesas”.
En el salón de eventos especiales, en el segundo piso y que da a la calle Madero, aún se conservan algunos muebles y las fotos de los presidentes del Círculo... todas en el olvido y  empolvadas.
“Es muy triste todo esto, pero es la ley de la vida. Todo tiene su momento de gloria y de decadencia. Sólo nos queda recordar con nostalgia los buenos tiempos del gran Círculo Leonés, donde tantos disfrutaron”, finalizó Ortiz.
Noventa y tres años después de ocupar aquella casa, los mutualistas se mudaron al Boulevard Francisco Villa esquina con Españita y el bar se trasladó a la Placita del Campestre.
Después de remozar completamente la casa y con el permiso del INAH y el municipio, en diciembre de 2018 abrió sus puertas allí el almacén de ropa “Promoda”.
Noventa y tres años después de ocupar aquella casa, los mutualistas se mudaron al Boulevard Francisco Villa esquina con Españita y el bar se trasladó a la Placita del Campestre.
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